Fue declarada como símbolo patrio, como representación del ideal de libertad e independencia que une a Costa Rica con sus países hermanos de Centroamérica. El 14 de septiembre de 2005, según decreto MEP Nº 32647-C, bajo la administración del presidente Abel Pacheco de la Espriella. Su declaratoria como símbolo nacional se basa en que se le considera como un icono representativo de la libertad e idiosincrasia costarricenses.